Grandes mentiras de la historia de la Humanidad: La derecha gestiona mejor la economía (Episodio XVI)

Etiquetas

, , , , , , ,

Uno de los grandes conceptos que ha traído el año 2015 no se caracteriza por ser nuevo. El CUÑADISMO es una práctica habitual y legendaria que las redes sociales, caldo de cultivo del análisis fugaz y ramplón de la actualidad (muchas veces en 140 carácteres), han dado el escenario ideal para que dicho concepto se desarrolle y cuaje. Lo mismo nos extendemos sobre esta idea otro día.

Hoy queríamos centrarnos en una de las grandes cuñaderías de nuestro pensamiento contemporáneo y del que ya hemos hablado alguna vez:

LA DERECHA GESTIONA MEJOR LA ECONOMÍA

El gráfico de abajo es demoledor para aquellos que alguna vez han pronunciado este mantra:

Desviaciones

Decía en privado Ronald Reagan que para acabar con el sector público, lo mejor era matarlo de inanición, y probablemente el Gobierno ha hecho suya esa estrategia. Por eso, el grandísimo agujero que se está provocando en esta legislatura en el máximo instrumento de garantía del Estado de Bienestar, la Seguridad Social, les supone hasta una bendición. Bajar impuestos y saquear la hucha de las pensiones (a la vez) suponen una declaración de intenciones y un manifiesto ideológico incontestable. Más allá de eso, Rajoy y su discípulo aventajado, Montoro, llevan durante 4 años consecutivos hinchando las previsiones de ingresos pasando el desvío al ejercicio presupuestario siguiente. En las casas de apuestas a ese truco se le llama «doble o nada». En el caso que tratamos, toma la forma de una burbuja que se hincha y que habrá que pinchar con total seguridad el año que viene con las dolorosas fórmulas que tan conocidas nos resultan.

Lo triste es que no hay nada nuevo en esto. Si lo pienso bien, creo que he visto defender lo indefendible y argumentar lo inargumentable. Porque los villanos que se suben a una tribuna bien saben que la memoria es un bien escaso y aprender de ella supone un esfuerzo demasiado exigente al lado de quien vilmente compra argumentos en un todo a 100. Sólo el día que dejemos de ser un país ignorante y analfabeto, podremos aspirar a ser una verdadera democracia.

Espero que haya suerte o si no… que llueva napalm.

El derecho a decidir

Etiquetas

, ,

Quizá llega algo tarde este asunto, pero nunca es tarde para hacerlo porque no es un debate resuelto ni mucho menos. El tema del «derecho de autodeterminación» y el «derecho a decidir» (ambas ideas vagas que se asumen como autodefinidas) como paradigma de la democracia ha estado muy en boca de todos en el éter social los últimos años. El caso es que ayer leí un artículo que expresa lo que pienso mucho mejor que yo. Así que, aquí lo dejo:

Uno de los aspectos que más llaman la atención en la crisis territorial es la asunción acrítica y casi automática de la izquierda del famoso derecho a decidir. Toda la izquierda catalana y buena parte de la española ha sancionado como justo y necesario el recurso al referéndum para dirimir la cuestión catalana, como si fuera expresión de una democracia quintaesenciada que sólo orates antediluvianos son incapaces de sentir y apreciar. Cuanto más a la izquierda más claro parece el asunto, y así comprobamos que en su página 31 el programa de Podemos zanja la cuestión en una línea. Esta: “Reconocimiento del derecho de los distintos pueblos de Europa a constituirse como tales y decidir democráticamente su futuro”. Esto es, el derecho a decidir como algo autoevidente, que no necesita explicarse ni justificarse. La Tierra gira, el agua moja y los pueblos pueden decidir. Sin embargo, no deja de sorprender la facilidad con la que se asume un principio cuya aplicación cabal a los distintos pueblos de Españapodría devolver a la península Ibérica a su estado de fragmentación política del siglo XIII, y no digamos a Europa, liando de nuevo la madeja de jurisdicciones privativas que con tanta paciencia y sobresalto la modernidad ha devanado y todavía no del todo.

Sospecho que el aval al derecho a decidir proviene de su asociación retórica con la democracia, entendida esta como voto de la mayoría. Si votar es bueno, el derecho a decidir es bueno. Eso explica que ciertos personajes populares, poco o nada nacionalistas, se sientan, en el brete de ser preguntados, obligados a apoyar el derecho a decidir del pueblo catalán, del vasco y de todo quisque pueblo. A nadie le gusta ponerse morado y ser regañado por falta de talante democrático, de modo que ¡ea!: sea yo demócrata y perezca el mundo.

Propongo por un momento hacer de lo evidente algo dudoso. ¿De verdad es democrático el derecho a decidir? Decir que no hay democracia sin ley, como se hace insistentemente estos días, está bien, pero no nos informa sobre la naturaleza del ideal democrático ni de si el derecho a decidir es compatible con aquel. Para saberlo habría que determinar correctamente la esencia de la democracia, que es rastreable en la historia. Así, recordamos que en la Grecia antigua la figura del ciudadano, aquel que puede participar en las asambleas, se identificaba con la del propietario. Era así porque los derechos políticos traían aparejados deberes guerreros y sólo el poseedor de rentas podía armarse a sus expensas.

Pero cuando Atenas se abrió al mar y creó una flota tuvo necesidad de una gran cantidad de mano de obra combatiente, lo que provocó la concesión de la dignidad ciudadana a los marineros. Este acontecimiento determinó la ampliación de los beneficiarios de la ciudadanía, que ya no eran tan pocos, mereciendo el nuevo sistema el nombre de democracia. Pues bien, esto era la democracia hace 2.000 años y esto sigue siendo hoy: la extensión de la ciudadanía a los no propietarios. De modo más general decimos: “democracia es la ampliación de la ciudadanía a cualquier miembro de la comunidad en una previa situación de inferioridad política”. El programa democrático a lo largo de la historia ha sido este: el de anular situaciones de subalternidad —mujeres, pobres y esclavos— ampliando así el grupo de los ciudadanos revestidos de plenos derechos políticos y civiles. La abolición de la esclavitud, el sufragio universal masculino y femenino y la creación de los mecanismos de provisión de bienestar son hitos de ese programa. Democracia, insisto, es decir: en nuestra ciudad no hay ciudadanos de primera y de segunda; la lengua, el género, la raza o el nivel de ingresos no justifican diferencias en el catálogo de los derechos. Que este ideal se vea a menudo incumplido en la práctica no lo ha derribado como el ideal al que nos hemos atado.

Ahora bien, lo que nunca nadie ha pretendido es que la democracia consista simplemente en el método de la votación para tomar decisiones, ni que todas las decisiones se hayan de tomar por votación. Sobre lo primero, ya sostiene Aristóteles, uno de los tempranos estudiosos de la democracia, que también en las oligarquías se vota; sobre lo segundo, es patente que todos los Estados democráticos sustraen no pocas cuestiones del ejercicio del voto. A veces en razón de su complejidad técnica; a veces —y esto es lo interesante— porque la decisión podría vulnerar el propio ideal democrático. No hace falta remontarse al polémico ejemplo de dictaduras que han venido precedidas de elecciones. Hay otros ejemplos más a mano de cómo a veces se adoptan decisiones en referendos con un resultado que nos cuesta asumir como democrático, como cuando la sociedad de California votó a favor de prohibir el matrimonio homosexual. Pregunto: ¿fue ese ejercicio del derecho a decidir —esa suerte de autodeterminación de los heterosexuales respecto de los homosexuales— ejemplo de democracia?

Volviendo al caso que nos preocupa, es claro que el triunfo de la tesis independentista comportaría no una ampliación sino un recorte del grupo beneficiario de la ciudadanía. Los otros españoles perderían los derechos políticos que hoy comparten con los catalanes, pasando a ser extranjeros. Un paso tan extremo podría, con todo, estar justificado: si en España la desigualdad desfigurara de modo cierto el ideal de la ciudadanía compartida. Si los catalanes o los vascos fueran hoy ciudadanos de segunda, perjudicados y persistentemente preteridos, la empresa de la secesión estaría moralmente justificada y podría merecer el sello de democrática. Los que no compartimos esa tesis estamos legitimados para sospechar que lo que ocurre nada tiene que ver con la democracia, sino con oscuras pulsiones etnicistas que no osan decir su nombre (aunque a veces sean cristalinas, como en el caso de la líder máxima, Carme Forcadell).

Es, sencillamente, una lucha cultural promovida por un grupo considerable de ciudadanos catalanes que no desean ser españoles —y no es de extrañar, porque para bastantes catalanes España ya es sólo esa vieja fea y ladrona de la que se burlan en TV3—, al punto que querrían forzar a los que sí lo son o así se sienten a elegir o marcharse. Es una minoría amplia que, por el expediente de no haber querido cambiar de conversación en tres décadas, quizá haya convencido a una mayoría rasa de lo correcto de un empeño amparado en más pretextos que razones.

Pueden ganar o pueden perder, pero, en mi opinión —que no pretendo infalible—, ni defienden ni representan el ideal democrático.

Juan Claudio de Ramón Jacob-Ernst, ensayista

Pablemos. Año I

Etiquetas

, , ,

Por Javi Patiño (@javiptny)

La presentación en sociedad de Pablo Iglesias, para aquellos seres no masoquistas que huyen de las tertulias políticas, fue el día de las Elecciones Europeas del que se va a cumplir un año. Ese pelotazo del millón de votos, los 5 escaños y la puesta en escena de Iglesias, junto a un fulano de gafas raras (un idealista) y a otro chaval con pinta de haber leído mucho (un pragmático), caminando por un Madrid nocturno coreando consignas, con un ojo puesto en la cámara que lo seguía y el otro en los fieles que lo esperaban festejando la hazaña.

Todos tenemos más o menos claro cómo llegaron a esa espectacular cifra: una tormenta perfecta de crisis y corrupción mayúsculas, que en muchos aspectos ha ido a peor, y una sociedad civil en la que resucitaba (o directamente nacía) el interés político.  El 15M, los indignados, las protestas en la calle de una generación estafada, etc etc. Con ese caldo de cultivo y la habilidad de una élite universitaria que quería pasar de los despachos a la acción, se obró el milagro electoral. Lógico, viendo el panorama, que ellos también reclamasen su parte del pastel a golpe de tuit, tertulia y sermón.

Llegar cuesta mucho, pero mantenerse ya es de nota. La resaca fue idílica, con un discurso ganador, de alternativa, seducían más si cabe a los desencantados y, ya de paso, a parte de los nostálgicos todavía fieles a IU. ¿Cómo? Pues adaptando su lenguaje al medio, proclamando su monopolio sobre la honrandez política y, en definitiva, diciendo lo que la gente quería oir. Nueva política. En cada sucesiva encuesta, el zarpazo era mayor, alguna incluso les daba como la fuerza más votada en las Generales. Ayudó también la táctica del PP de convertirlos en su rival. Al fin y al cabo, por aquel entonces, los votos perdidos del PP se habían transformado en abstención y nada mejor que meter miedo para que los tuyos se vayan desperezando. Así empieza una bella historia de amor obsesivo con aires de culebrón venezolano, rozando muchas veces la vergüenza ajena, algo bastante habitual cuando el PP y su entorno fijan objetivo.

Pero a Moncloa no se llega con un millón de votos y el cielo se puede tomar por asalto, como decía Marx, pero para asaltarlo hay que estar bien acompañado. Si vamos con cuatro amigos, lo más normal es que nos digan eso de vuelva usted mañana. Ahí empieza el reto de Podemos, quizá también su cortafuegos: no basta con los votos de izquierda para gobernar, por mucho que los tuyos te sigan casi con fe religiosa. Hay que sumar, al fin y al cabo la democracia es una cuestión de cantidad, de estadística. Y una vez superado el efecto gaseosa inicial, el nivel de exigencia es otro, ya es necesario tener una estructura, presentar candidatos medio decentes, hacer propuestas medio posibles… Es decir, meterse en el barro, dejar la zona de confort del “no a todo” y buscar el supuesto centro político, suponiendo que exista. Quitarle la cafeína, el azúcar e incluso las burbujas a tu mensaje inicial, sin que te abandonen aquellos que te habían comprado el estallido de todo. Ahí la ola empieza a perder fuerza.

De repente no somos ni de izquierdas ni de derechas, de repente algunos de nuestros líderes resultan no ser tan ejemplares como presumían, de repente no nos queda más remedio que reconocer que el programa de las Europeas no es viable. Además, cómo no, empiezan los líos internos, las luchas de poder, y todo lo que sobre el papel era idílico, acaba tiñéndose de los peores vicios de la política de toda la vida, incluído lo de culpar de todos nuestros males a campañas y conspiraciones, como Pujol pero vocalizando bien. Para acabar de rematarlo, surge otro partido cuya música le resulta también pegadiza a los que buscan savia nueva. Y amenazan con adelantarte, porque al menos se mojan, dan menos miedo y no cambian radicalmente de discurso cada dos meses. Se aprovechan escandalosamente de tu rebufo, que duele más, para meter el gol del palomero. Todo esto provoca que en las elecciones andaluzas tengas un gran resultado objetivamente, pero muy por debajo de tus previsiones. La ola sigue perdiendo fuerza casi al mismo ritmo que Iglesias dosifica sus intervenciones televisivas.

Precisamente, en una de sus últimas apariciones, Pablo Iglesias regala al actual rey la serie Game of Thrones, dice que para ayudarle a entender la realidad española. Hubiera sido un buen punto que el Borbón le obsequiara con las 5 temporadas de The Wire, y le explicara que va de “la ineficacia de las organizaciones de poder y las luchas internas que surgen para controlarlas”, según palabras de David Simon, creador de esta obra imprescindible. Que los yonkis de Baltimore pueden enseñarnos tanto o más que los Stark o los Lannister, aunque estén menos de moda.

Quizá no le haga falta, tal vez ya la haya visto, apuesto que en versión original y subtitulada, como debe ser. Puede que ya se haya empapado en su día de ese insuperable tratado sobre la corrupción. Pero a lo mejor la historia no es más que un bucle infinito y a todo lo que aspire Iglesias sea al retrato que Umbral dibujó de Felipe González, el reformista reformado, la lucha del hombre contra las instituciones como versión moderna de la lucha clásica del hombre contra los dioses.

O dicho en lenguaje de ahora: qué duro es pretender formar parte de la casta, espero que tanto esfuerzo valga la pena. Sea a quien sea.

El gran agujero de Mariano

Vamos a ver, Mariano. Te pongo delante tus datos:

– Deuda pública:
2011: 70%
2014: 100%

– Fondo de Reserva de la Seguridad Social:
2011: 70000 millones
2014: 41000 millones (y bajando)

– Déficit Seguridad Social:
2011: 500 millones
2014: 3500 millones

– Tasa de cobertura a parados:
2011: 70%
2014: 57%

– Población activa:
2011: 23,4 millones
2015: 22,8 millones

– Mayor subida de impuestos de la historia

No me seas cretino y me hables de herencia, de sanear las cuentas, de tapar desequilibrios… Estás creando el mayor agujero de la historia en aquello que más ha costado construir. El colchón que garantiza el Estado de Bienestar de nuestro país. Estas son TUS cuentas.

Saquear la hucha de las pensiones, olvidar la cobertura a parados, bajar la población activa… y encima el déficit de la Seguridad Social se multiplica por 7. Todo ello a pesar de haber hecho los mayores recortes que se recuerdan. Un empleo de calidad, también lo es para las cuentas de un país. Un empleo de mierda, sólo aporta migajas a este colchón. Cubrir a un parado es evitar la pobreza severa y, por tanto, una prioridad. ¿Sigo? Esto lo sabes de sobra, pero llevas 4 años pensando en las elecciones de este año. Por eso te da igual. Por eso, y a pesar de todo esto, te permites el lujo de bajar impuestos en pleno año electoral y reducir cotizaciones de las empresas. Porque la herencia que recibiste, también era la de un país que se protegía ante cataclismos. Y todo eso, ya sabemos por dónde te lo has pasado.

Mariano-Rajoy_2633119b[1]

El problema de Europa

Etiquetas

, , , ,

Dudo mucho que esta sea la Europa que me vendieron en el colegio. Intereses cruzados, defendidos a golpe de nacionalismo.

No, esta no es la Europa que me imaginaba de pequeño. El muro de Berlín no es el único que debería haber caído para convivir en este espacio compartido tal y como otras generaciones soñaron para nosotros. Y mientras nosotros, ciudadanos europeos, no venzamos esta barrera, nuestro drama no tendrá remedio.

alemania grecia

Grecia: cómo convertir una tragedia en una moda

Etiquetas

, , , , , , ,

Grecia vuelve a estar en el escaparate. El pasado domingo, tras el adelanto electoral por el no acuerdo para elegir Presidente del país, Syriza ganó unas elecciones que han despertado más interés del habitual. Las modas llevan existiendo desde la noche de los tiempos y Alexis Tsipras no es menos. Cuando aún recuerdo aquel ridículo bulo sobre «los primeros 60 días de Hollande», el recién investido primer ministro griego, se ha convertido en una nueva encarnación de otro Mesías que viene a liberar Europa de la oligarquía, la tiranía, la dictadura de los mercados y las invasiones extraterrestres. Y van… unos cuantos.

Syriza se ha utilizado para alimentar causas nacionales a costa de tergiversar la realidad, las normas básicas de las matemáticas y la historia. Porque mientas con una parte de la boca se dice que «Grecia no es España», cuando se trata de poner a Tsipras como un modelo a seguir, parece que se dice… «salvo algunas cosas».

Vaya por delante de que yo personalmente, de haber sido griego, y a pesar de que su propuesta económica era claramente marxista (pero no de Karl Marx, sino de Groucho), dada la situación extrema que allí se vive habría puesto mi voto en Syriza el pasado domingo. Había dos opciones sobre la mesa y mi preferencia es clara. Pero eso no quita que me lleve las manos a la cabeza con la cantidad de barbaridades en forma de declaraciones, manifestaciones, comparaciones y apelaciones históricas…que se han sucedido durante las últimas semanas.

Los primeros días no han sido muy esperanzadores. La investudura del flamante primer ministro lleva detrás una coalición con la derecha nacionalista y xenófoba ANEL. El primer Consejo de Ministros no incorpora ninguna mujer así que mientras la autodenominada «verdadera izquierda» hace malabares en España para justificar lo injustificable, guardar un sucio silencio y/o ridículamente ser comprensivo con ese acuerdo, no es difícil preguntarse qué habría pasado de haberse producido ese escenario en nuestro país.

Pero dejemos eso para otro día. Volvamos a 2009. Grecia, gobernada por la derecha de Nueva Democracia y al amparo de una calculadora llamada Goldman Sachs que le ayudaba a emitir deuda en otras divisas para que no fueran reportadas a Europa, acaba reconociendo un falseo de cuentas que destapa un agujero monumental que eleva el déficit del país del 3% al 13%. La bomba estalla en el corazón de Europa en la primavera de 2010, con las consecuencias que muchos conocemos. Ante el colapso y la imposibilidad absoluta de financiarse el nuevo primer ministro Yorgos Papandreu, dado el marrón que le ha caído en las manos, decide solicitar auxilio a la Comisión Europea, el BCE y el FMI para no declararse en suspensión de pagos (y por tanto, poder pagar, por ejemplo, caprichitos de nada como son las nóminas de funcionarios y pensiones) firmando una condicionalidad que empezó la conocida y reciente «Tragedia griega». Desde entonces, el país cedió toda su soberanía económica a sus principales acreedores que sumieron el país en un círculo vicioso, en una manifestación de la fábula del palo y la zanahoria, donde todo ajuste suponía un lastre para dificultar precisamente aquello para lo que se diseñó: devolver a Grecia a la sostenibilidad de su deuda y al acceso al crédito. El fracaso de la Troika es de sobra conocido y escasamente reconocido por sus artífices. Pero el país heleno siempre tuvo dos opciones soberanas, cada una con consecuencias dolorosas: seguir o salir del euro. La elección siempre fue la primera, y así lo votaron los ciudadanos.

Año 2015. 5 años después, Grecia ha perdido el 25% de su PIB y ha llevado su deuda al 175%. Alexis Tsipras coge el país en el suelo y se vende el mensaje de «ya ha llegado el cambio, el fin de la austeridad». Estoy bastante de acuerdo en que la posibilidad que tiene Grecia para seguir recortando su gasto público es exageradamente más limitada que hace unos años, aunque hasta llegar a los niveles de otros países europeos como por ejemplo, Polonia, aún tienen margen. Espero que nadie quiera llegar a ese extremo. También que los altos niveles de corrupción y evasión fiscal en Grecia persisten, por lo que habría que ser Forrest Gump o Carlos Floriano para no estar a favor de abordar ese problema. Pero la injusticia y tergiversación con la que Syriza y los líderes políticos españoles que les apoyan están contando a sus electores la historia de esta tragedia es insultante.

Grecia, a día de hoy, tal y como se comprometió en su día tiene superávit primario mientras que, como hemos dicho, Papandreu se encontró hace 5 años una situación de déficit histórico. Esto quiere decir, y no es algo para nada opinable, que todos los predecesores de Tsipras ya han llevado a cabo la mayor parte del ajuste que Europa le exigió. Ese marrón ya se lo tragaron otros. Además, el PIB ya está creciendo y en la misma semana en que la coalición de izquierdas ha ganado las elecciones, el BCE ha anunciado lo que llevan muchos pidiendo años: la compra de deuda pública sin condiciones. Esta bicoca supone que la tercera parte de la deuda la va a financiar una maquinita de hacer dinero llamada Mario Draghi a coste 0%. Y esto tampoco es debatible ni opinable.

Esto nos lleva al cogollo del asunto. La insostenibilidad de su deuda. Ignorando que hace 2 años, Grecia tuvo una fracasada quita de hasta 100.000 millones sobre su deuda pública, se han sucedido hasta comparaciones históricas y paralelismos sobre los acuerdos de Londres de 1953 donde Estados Unidos, Francia y en menor parte 22 países (entre los que minoritariamente se incluían España y Grecia) realizaron quitas, heredadas del nazismo, guerra y holocausto, a la República Federal Alemana para apuntalar el eje occidental durante la Guerra Fría. Este argumento es tan insultante desde el punto de vista moral e histórico que da pereza seguir mencionándolo. Actualmente, Grecia se encuentra con un escenario favorable a la celebración de una mesa de deuda europea que le alivie la carga del pago de intereses que año tras año se come todo su crecimiento. De hecho, el famoso memorandum que se firma en los rescates implica que si en 2014 se cumplían determinados compromisos (que se han cumplido) el FMI acometerá una reestructuración de esa deuda. Si bien se lleva meses pregonando sobre auditoría y quitas de deudas ilegítimas (sabe Dios en base a qué), el ministro de finanzas griego Varoufakis ha reconocido que la propuesta que llevarán a Europa será poder equilibrar el pago de sus obligaciones a su crecimiento para literalmente y en sus propias palabras «pagar hasta el último céntimo a los acreedores privados». A pesar de que dudo mucho de que puedan cumplirlo tal que así, es una propuesta lógica y sensata, pero muy lejos del panfleto que llevamos meses escuchando por la tele y del programa con el que se presentaron a las elecciones. Se toman la permanencia en el Euro como una cuestión «ineludible» por lo que se reconoce implícitamente una cesión de soberanía a ese espacio compartido que llamamos Europa. ¿Algún día entenderemos esto?¿Seremos capaces de dejar llenarnos la boca sobre soberanía nacional mientras pedimos responsabilidades fuera de nuestras fronteras?

Grecia es un país económicamente ahogado, en coma y conectado a un respiradero llamado Europa. Es absolutamente incapaz de mantener dos meses su gasto público sin necesidad de ayuda. Este simple hecho te hace NO ser soberano y nos obliga a los demás a ser solidarios. Sin embargo, el 85% de los alemanes, tan soberanos como los griegos, son contrarios a dejar más dinero al país heleno y partidarios a que salgan del euro. Si seguimos alimentando ese choque de trenes, vendiendo discursos de buenos y malos, algún día y puede que sea más pronto que tarde, seguramente nos encontraremos en la misma tesitura dentro de nuestras fronteras. Entonces, puede que nos acordemos de las sabias palabras de Pepe Mújica, expresidente de Uruguay: «El principal problema de la izquierda, es el infantilismo».

#JeSuisCharlie

Etiquetas

,

París se despertó ayer con una de las mayores masacres de los últimos años en Europa. 2 descerebrados entraron en la sede de la revista satírica «Charlie Hebdo», AK47 en mano y se cargaron a 12 de los allí presentes al grito de «Alá es grande», «venimos a vengar al profeta».

No es la primera tragedia de este calibre que vivimos. Ni siquiera de forma reciente. El caso es que hoy leí esta cita y quería dejarla por aquí:

–Venerable hermano, hay muchos libros que hablan de la comedia. ¿Por qué os da éste tanto miedo?
–¡Porque éste es de Aristóteles!
–¿Pero qué es lo alarmante de la risa?
–La risa mata el miedo y sin miedo no hay fe. Sin miedo al Diablo no hay necesidad de Dios.

«El nombre de la rosa» (Umberto Eco)

Respondiendo a David Cameron

Hace un par de días, recibí en el buzón de casa (a mi nombre, el cual habrán sacado del registro del council de Westminster) una carta del Partido Conservador de Reino Unido.

Como podéis ver, su estrategia de comunicación no parece estar del todo depurada. Me piden mi voto y una donación porque, entre otras cosas, se comprometen a reducir la inmigración y a convocar un referéndum vinculante de salida de la Unión Europea.

He decidido responderles, adjuntando su propia carta y una respuesta. Aquí os la dejo:

A quien concierna:

Les escribo en relación a la carta que he recibido hoy de ustedes solicitándome el voto, una donación y la afiliación a su partido. En la misma, hacen una exposición de propuestas e intenciones en las que se comprometen, entre otras cosas, a reducir la inmigración y llevar a cabo un referéndum de salida de la Unión Europea. 

Antes que nada, me presento. Soy un ciudadano español y, por tanto, europeo. Nací y crecí en una pequeña ciudad al oeste de España. Pertenezco a una familia honrada que trabajó toda su vida y a la que nunca le tocó la lotería. Soy ingeniero informático y desde hace un tiempo vivo y trabajo en Londres. Mi familia y mi país invirtió mucho tiempo y dinero en mí, dándome la oportunidad de tener una educación pública y una titulación que me ha dado posibilidades profesionales que de otra forma no podría haber tenido, que me ha hecho aprender a hablar vuestro idioma, a ser útil y solidario con la sociedad. Y después de eso, aquí estoy. Trabajando en esta magnífica ciudad. Mi historia no es especialmente relevante. Es la de muchos otros que como yo, suponen una gota de agua en este océano llamado Europa que durante muchos años y generaciones, y a pesar de la crisis que padecemos, hemos hecho crecer y convertir en un referente de prosperidad en este mundo enfermo. 

He trabajado para bancos ingleses, he ayudado a desarrollar e implantar nuevas aplicaciones que han hecho mejorar su productividad, reducir sus costes, seguir siendo competitivos en este mundo globalizado, he resuelto incidencias, muchas incidencias a sus clientes; personas y empresas. He ayudado modestamente a la empresa en la que trabajo a crecer, a conseguir nuevos clientes, incluso de fuera que han traído ingresos a Reino Unido. He pagado siempre mis impuestos, he comprado souvenirs que llevé a mi familia y amigos, en pequeños comercios y en grandes cadenas, pago el alquiler de una vivienda, he subido a los famosos autobuses rojos, nunca he solicitado una ayuda pública, nunca he tenido deudas, nunca he pedido un crédito… incluso a veces he ayudado a ciudadanos que piden ayuda en las calles de esta gran ciudad. Soy uno más de esos inmigrantes europeos que contribuyen con 25 billones de libras en los últimos 15 años al crecimiento del país. No quiero ni un «gracias» de nadie, no quiero que piensen que me deben nada, ni que pretendo hacer de esta carta una reivindicación de mi persona. Sólo soy un ciudadano más que habita este espacio público compartido que supone nuestro continente y que muchos ayudaron a construir.

Aprecio este país. He escuchado a los Beatles, he paseado por el Támesis, he comprado en Covent Garden, en Spitalfields, he leído a Carroll, a Conan Doyle, he buscado pinturas de Banksy, adoro los afternoon tea, los scones, aquí conocí a la mujer que quiero, otra inmigrante, tengo buenos amigos ingleses con los que he pasado buenos ratos, con los que he reído, que he hecho cercanos, con los que he viajado de vacaciones, que han sido amables y solidarios conmigo, que me han acogido, que me han hecho sentirme como en casa, que se han sentido como en casa cuando han ido a mi país.

NO quiero bajo ningún concepto que llevéis a vuestro Parlamento ni una sóla iniciativa en la que un 51% tenga la posibilidad de imponer un muro al 49% restante… y llamar a eso «democracia». Ustedes no tienen ese derecho. No apoyaré jamás ninguna iniciativa encaminada a reducir la inmigración, a hacernos más lejanos después de los siglos que nos ha costado ser cercanos, de construir una historia compartida. Y si alguien en mi país algún día lo sugiere, me tendrá radicalmente en contra. No quiero que me insulten dejando una carta como la de hoy en el buzón de mi casa, no tolero esa ofensa y por tanto, exijo que eliminen todo dato que tengan acerca de mí de sus registros y jamás vuelvan a llevar a mi casa propuestas que insulten tanto a mí, como a los que como yo y durante muchos años, a veces mucha sangre, hemos hecho de este país, del mío y de este continente, un lugar mejor.

Me despido citando a Willy Brandt: «Los muros en la mente humana suelen durar más que los muros hechos de bloques»

Un saludo y hasta siempre

El desembarco ideológico del Gobierno en un ejemplo

Etiquetas

, ,

Acabo de leer en Cinco Días este aspecto de la reforma fiscal que va a aprobar el Gobierno para 2015, año electoral…

[…]
Aunque para los inversores en Bolsa, la reforma también trae una gran ventaja: las plusvalías obtenidas a corto plazo dejan de estar penalizadas. Actualmente, las ganancias de una operación bursátil realizada en menos de 12 meses tributa como si fuera un rendimiento del trabajo y, por lo tanto, aplica tipos más elevados que pueden alcanzar hasta el 52% o el 56% en algunas comunidades. A partir de 2015, todas las plusvalías tributarán en la tarifa del ahorro con independencia del periodo de generación.
[…]

Analizando el escenario extremo, esto quiere decir que el mayor especulador de bolsa que mediante operaciones en corto (es decir, no de ahorro) se embolse plusvalías millonarias, pasará de pagar el 56% al 23%.

Si alguien aún piensa que esto no es un desembarco ideológico, que se pare esto… que yo me bajo.

El universo paralelo de España

En este fin de semana:

– José Antonio Monago, presidente de Extremadura ha sido retratado con un surtido de 35 viajes a Canarias a cargo del Senado para visitar a una novieta colombiana.
– El propio Monago se ha ofendido y ha criticado duramente a los que atentaban contra su honor y el de su familia.
– Se ha desdecido diciendo que pagará todos los viajes.
– Un senador aragonés del PP confiesa que también viajaba a Canarias a visitar a la misma colombiana.
– El PP ha celebrado su convención para el Buen Gobierno en Cáceres, siendo presidida por… José Antonio Monago.
– IU de Extremadura ha manifestado que no pedirá su dimisión.
– IU de Extremadura, unas horas después, ha manifestado que pedirán su dimisión.
– En una tertulia con Toni Cantó y Miguel Ángel Rodríguez, he escuchado a Juan Carlos Monedero decir que en alguna ocasión ha tenido que comprar billete de preferente en tren y para ser coherente ha viajado de pie en cafetería.
– Artur Mas ha dicho que eligieron el 9N para hacerlo coincidir con el 25 aniversario del Muro de Berlín.
– Se ha hecho una consulta en Catalunya sin garantías democráticas a la que sólo han acudido la tercera parte de un censo en el que se incluían votantes de 16 años.
– A esta votación la han llamado «proceso participativo».
– La BBC ilustró esta consulta con una foto de Pep Guardiola.
– Sólo el 25% del censo ha acudido a votar sí a esa hipotética (e indefinida) independencia.
– Han contado en la tele que según el Centro de Estudios de Opinión, un 42% declara que el sentido de su voto se debe a la actitud del Gobierno central.
– Algunos han votado doble.
– El resto del mundo miraba a la Puerta de Brandemurgo de Berlín donde se conmemoraba el 25 aniversario de uno de los mayores acontecimientos de los últimos 200 años.

Enlace permanente de imagen incrustada

Foto de Helmut Kohl (diario Bild)